Abrió Jehová su tesoro, y sacó los instrumentos de su furor. Jeremías 50:25.
Por su propia voluntad, Dios convoca a las fuerzas de la naturaleza y les ordena que exterminen el poderío de sus enemigos; “el
fuego y el granizo, la nieve y el vapor, el viento de tempestad que ejecuta su palabra”. Salmos 148:8. Cuando los paganos amorreos
se empecinaron en su oposición a los propósitos de él, Dios intervino y lanzó “del cielo grandes piedras” sobre los enemigos de
Israel. Se nos dice que durante las escenas finales de la historia de este mundo, habrá una batalla más grande aún, cuando abrirá
“Jehová su tesoro” y sacará “los instrumentos de su furor”. Pregunta: “¿Has tú entrado en los tesoros de la nieve, o has visto los
tesoros del granizo, lo cual tengo yo reservado para el tiempo de angustia, para el día de la guerra y de la batalla?” Job 38:22, 23.
El revelador describe la destrucción que se producirá cuando salga “una gran voz del templo del cielo, del trono, diciendo: Hecho
es”. Dice él: “Y cayó del cielo sobre los hombres un grande granizo como del peso de un talento”. Apocalipsis 16:17, 21—Historia
de los Patriarcas y Profetas, 544.
En las escenas finales de la historia de esta Tierra, la guerra hará estragos.—The Review and Herald, 19 de octubre de 1897.
Los poderes del mal no abandonarán el conflicto sin luchar; pero la Providencia tiene una parte que desempeñar en la batalla del
Armagedón.—Comentario Bíblico Adventista 7:994.
El Capitán de la hueste del Señor estará a la cabeza de los ángeles del cielo para dirigir la batalla.—Comentario Bíblico Adventista
7:993.
Aquel sobre cuya vestidura está escrito el nombre “Rey de reyes y Señor de señores”, conduce a las huestes celestiales montadas
en caballos blancos, vestidos de lino fino, limpio y blanco.—Comentario Bíblico Adventista 7:993. [307]
Cuando vuelva de nuevo a la Tierra, sacudirá “no solamente la tierra, más aún el cielo”. Hebreos 12:26. “Temblará la tierra
vacilando como un borracho, y será removida como una choza”. “Plegarse han los cielos como un libro”; “los elementos ardiendo
serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella están serán quemadas”. “Mas Jehová será la esperanza de su pueblo, y la fortaleza
de los hijos de Israel”. Isaías 24:20; 34:4; 2 Pedro 3:10; Joel 3:16.—El Deseado de Todas las Gentes, 726.
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