El significado de la conversión, 17 de agosto
De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. 2
Corintios 5:17.
La vieja naturaleza, nacida de sangre y de la voluntad de la carne, no puede heredar el reino de Dios. Debe renunciarse a los
viejos caminos, las tendencias hereditarias, los antiguos hábitos, pues la gracia no se hereda. El nuevo nacimiento consiste en tener
nuevos motivos, nuevos gustos, nuevas tendencias. Los que han sido engendrados por el Espíritu Santo para vivir una vida nueva,
han llegado a ser participantes de la naturaleza divina, y en todos sus hábitos y prácticas demostrarán su relación con Cristo. Cuando
los hombres [245] que pretenden ser cristianos retienen todos sus defectos naturales de carácter y de genio, ¿en qué se diferencia su actitud
de la de los mundanos? No aprecian la verdad como santificadora y refinadora. No han nacido de nuevo…
Una conversión genuina cambia las tendencias al mal hereditarias y cultivadas. La religión de Dios es una trama firme, compuesta
de innumerables hebras, y entretejida con tacto y habilidad. La sabiduría que proviene de Dios es lo único que puede hacer completa
esta trama. Hay muchísimas clases de telas que a primera vista tienen una magnífica apariencia, pero no pueden soportar la prueba.
Se destiñen; los colores no son firmes; se desvanecen bajo el calor del verano y se pierden. La tela no puede soportar un trato áspero.
Así pasa con la religión de muchos. Cuando la trama y la urdimbre del carácter no soportan la piedra de toque de la prueba, el
material de que está compuesto es inservible. Los esfuerzos que se hacen para remendar lo viejo con un pedazo nuevo, no mejoran la
condición de las cosas, pues el material viejo y endeble se desprende del nuevo dejando la rotura mucho mayor que antes. Remendar
no da resultado. Lo único que sirve es descartar del todo la vieja vestidura y conseguir una enteramente nueva.
El plan de Cristo es el único seguro. Él declara: “He aquí, yo hago nuevas todas las cosas”. Apocalipsis 21:5. “Si alguno
está en Cristo, nueva criatura es”. 2 Corintios 5:17… La religión de remiendos no tiene el menor valor ante Dios. Él pide todo el
corazón.—Comentario Bíblico Adventista 6:1101.
Pero Jesús dio su vida en sacrificio por nosotros, ¿y no le rendiremos nuestros mejores afectos, nuestras más santas aspiraciones,
nuestro servicio más pleno?—En Lugares Celestiales, 352.
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Gracias por estas meditaciones me gustaria recibirlo siempre .Dios lo bendiga.