Alivio del sufrimiento físico, 26 de junio
Y yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado. Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos,
echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia. Mateo 10:7, 8.
Nos esperan tiempos peligrosos. El mundo entero se encontrará envuelto en perplejidad y aflicción; la familia humana se verá
azotada por enfermedades de todas clases, y la ignorancia que hoy prevalece con respecto a las leyes de la salud producirá grandes
sufrimientos y la pérdida de muchas vidas que podrían haberse salvado…
A medida que la agresión religiosa destruya las libertades de nuestra nación, los que se mantengan de parte de la libertad de
conciencia serán colocados en una posición desfavorable. Por su propio beneficio deberían actuar con inteligencia, mientras tienen
oportunidad todavía y aprender acerca de las causas, la prevención y el tratamiento de las enfermedades. Al hacerlo, encontrarán un [191]
campo de labor en todas partes. Habrá muchas personas enfermas que necesitarán ayuda, no solamente entre los de nuestra propia fe,
sino mayormente entre los que no conocen la verdad.—CSS, 504, 506.
La obra médica realizada en relación con la predicación del mensaje del tercer ángel, debe alcanzar resultados admirables. Debe
ser una obra santificadora y unificadora, que esté de acuerdo con la obra que la gran Cabeza de la iglesia envió a realizar a sus
primeros discípulos.
Cristo llamó a estos discípulos y les dio su comisión: “Y yendo, predicad, diciendo: el reino de los cielos se ha acercado. Sanad
enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia”. Mateo 10:7-8. “He aquí,
yo os envío como a ovejas en medio de lobos; sed, pues, prudentes como serpientes, y sencillos como palomas”. Mateo 10:16.
Conviene que leamos este capítulo y que permitamos que sus instrucciones nos preparen para nuestro trabajo. Los primeros
discípulos salieron a realizar la obra de Cristo, bajo su comisión. Su espíritu debía preparar el camino ante ellos. Debían sentir que
por llevar un mensaje tan importante, y por tener bendiciones tan grandes que impartir, debían ser recibidos con los brazos abiertos
de la gente.—CSS, 542.
Dios alcanza el corazón por medio del alivio del sufrimiento físico. Se siembra una semilla de verdad en la mente, y es regada
por Dios. Se puede requerir mucha paciencia antes que esta semilla muestre señales de vida, pero al final brota, y lleva fruto para
vida eterna.—Medical Ministry, 325.

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