La corrupción de la verdad, 3 de julio
Entonces, si alguno os dijere: Mirad, aquí está el Cristo, o mirad, allí está, no lo creáis. Mateo 24:23.
Antes que ocurran los acontecimientos finales de la obra de la apostasía, habrá una gran confusión en lo que concierne a la fe. No
habrá conceptos claros y definidos con respecto al misterio de la Divinidad. Una verdad tras otra se irá corrompiendo.—The Signs of
the Times, 28 de mayo de 1894.
Después de que la verdad ha [ya] sido proclamada como testimonio a todas las naciones, todo poder concebible de maldad será
puesto en acción y las mentes serán confundidas por las muchas voces que clamen: “Mirad, he aquí el Cristo; mirad, allí está. Esta
es la verdad, yo tengo el mensaje de parte de Dios, él me ha enviado con gran luz”. Entonces serán quitadas las señalizaciones
y habrá un intento de derribar las columnas de nuestra fe. Se hará un esfuerzo más decidido para exaltar el falso día de reposo y
menospreciar a Dios mismo suplantando el día que ha bendecido y santificado. Este falso día de reposo será respaldado por una ley
opresiva.—Comentario Bíblico Adventista 7:995, 996.
En el futuro surgirán engaños de toda clase, y necesitaremos tierra firme para nuestros pies. Necesitamos sólidas columnas para
el edificio. Ni un alfiler ha de quitarse de lo que el Señor ha establecido. El enemigo introducirá falsas teorías, como la doctrina de
que no existe santuario. Este es uno de los puntos en que algunos se apartarán de la fe.—EE, 167.
Habrá sueños falsos y visiones espurias, que tendrán una parte de verdad, pero que alejarán de la fe original. El Señor ha dado
una regla para detectarlos: “¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido”.—Mensajes
Selectos 2:112.
A medida que nos acerquemos al fin del tiempo, la falsedad estará tan mezclada con la verdad que únicamente los que tengan la
dirección del Espíritu [199] Santo podrán distinguir la verdad del error. Necesitamos esforzarnos para mantenernos en el camino del Señor.
En ningún caso debemos apartarnos de su dirección para poner nuestra confianza en los hombres. Los ángeles del Señor tienen la
misión de velar diligentemente por los que ponen su fe en el Señor, y esos ángeles deben ser nuestra ayuda especial en cada momento
de necesidad. Cada día debemos volvernos al Señor con plena certidumbre de fe, y acudir a él en busca de sabiduría… Los que son
guiados por la Palabra del Señor discernirán con certeza entre la falsedad y la verdad, entre el pecado y la justicia.—Comentario
Bíblico Adventista 7:918, 919.
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